Veo en Twitter vídeos donde PP y PSOE se critican mutuamente por polémicas estériles. Veo como se usan eslóganes para atraer el voto fácil. No hablaría tanto de manipulación. Hablaría más bien de engaño o medias verdades. Y veo, con una ligereza apabullante, como se banalizan figuras como el terrorismo de ETA o la convivencia en Cataluña. Y me sorprende.
Me sorprende porque soy un convencido de que todos los conflictos tienen solución. Y digo que me sorprende porque mis esquemas mentales no encajan en un partido –que a mi parecer– se aprovecha de las víctimas del terrorismo para ganar votos. No es solo un vídeo de Twitter o un eslogan de campaña. No. A mí me gustaría un país donde la oposición criticara a los socialistas por su reforma fiscal, más que por lo que titulan “Concesiones a etarras”. Disculpen mi osadía. Pero que se banalice el terrorismo y que se haga para ganar votos me parece de un lado indecente y de otro estúpido. Indecente porque es aprovecharse del dolor de mucha gente. Y estúpido porque me parece que hay argumentos más que razonables para que la ciudadanía vote diferentes opciones en función de políticas reales más que por dogmas.
Y decía al principio que algunos hablan con una ligereza sobre Cataluña como si fuera carta blanca. Y me sorprende una vez más, porque hay muchos, que apostamos por una solución que sea pactada y a la vez satisfactoria para una gran mayoría de ciudadanos. Y me sorprende porque si pretendo que Cataluña sea parte de España no atacaré ni amenazaré constantemente a un 47% de ellos que se quieren marchar. Porque no se engañen. Al final, las dos partes tendrán que ceder y entonces será el momento de hacer propuestas. Y quien haya cultivado odio y crispación, recogerá esto mismo como sus frutos. Y porque si se tuviera sentido de Estado, algunos –irresponsables y pirómanos– no actuarían como lo hacen. Porque al fin y al cabo es indecente y estúpido. Indecente porque se banaliza un descontento mayoritario de la sociedad catalana –que no todo este descontento se traduce en independentismo–. Y estúpido porque solo se mete más gasolina al fuego lo que da más alas a estas opciones que abogan por un Estado propio.
Así que disculpen la osadía. Disculpen la moderación, esta opción tan denostada hoy en día. Disculpen por querer alcanzar soluciones en lugar de avivar conflictos.